¿Hora de que se vuelva a poner en valor la figura del Dj Residente?
Todo este asunto del Coronavirus nos está haciendo replantearnos muchas cosas, tanto a nivel particular como de sociedad. Cada segmento de población, cada industria tendrá sus propios problemas y retos que afrontar. La escena musical y de la electrónica no será una excepción.
La historia ha demostrado que cada ciudad, que cada club ha tenido su propia época dorada, y si atendemos a los datos es fácil poner ejemplos donde esta se ha correspondido con figuras artísticas fuertes (no necesariamente conocidas en ese momento mas allá de su club) en la residencia de las cabinas.
En definitiva, los residentes han ayudado al crecimiento de la escena, de los clubs, del público y todo esto retroalimentaba la figura del residente. Llegando a lanzar la carrera de artistas tan representativos como: Laurent Garnier, Lil Louis, Frankie Knuckles, Ellen Allien… Pongamos algunos ejemplos:
Chicago y el DJ residente…
En Chicago a finales de los 70 el club The Warehouse contrata como Dj Residente y director de programación a un hasta entonces poco conocido Frankie Knuckles, la posibilidad de hacer sets largos y disponer de todas las semanas de una cabina en la que experimentar con mezclas en las que sacar partido a sus vinilos; Disco, Italo, Funk o Hip Hop conviven con nuevos sonidos de los sintetizadores analógicos y plantan la semilla de lo que desde entonces se llama Chicago House. A Frankie se le unen nombres como Ron Hardy, Lil Louis, Dj Sneak, Jackmaster… La escena está servida, los clubs a rebosar y la influencia de los mismos a nivel global no podía ni imaginarse en esos momentos.
Europa y El DJ residente…
Otro personaje ilustre que desde su figura como Dj residente puso en órbita diferentes escenas, clubs e incluso ciudades es Laurent Garnier. A finales de los 80 en Manchester aún mezclando con su primer aka Dj Pedro en la mítica Hacienda, y convirtiéndose en uno de los precursores del movimiento Rave en Reino Unido, o tan sólo unos años después a principios de los 90 en Paris desde su residencia en Rex Club donde habitualmente tenía de compañero de aventuras al que después fue el rey de los djs comerciales; David Guetta.
La escena Techno de Berlín no podría existir sin sus grandes residentes de mediados de los 90 y principios de los 2000. Sin una primeriza Ellen Allien en Berghain o sin los aún nada conocidos Richie Hawting, Michael Mayer o Ricardo Villobos en Panorama Bar.
Hablamos en casi todos estos casos de artistas con talento que aún estaban al inicio de sus carreras, en clubs que en muchos casos acababan de abrir o girar su estilo hacia la electrónica, y que gracias a darle valor a la figura del residente, pusieron caras y personas detrás de sus éxitos.
Ahora…
Esto quizás en los últimos tiempos se ha perdido, y en especial en Madrid no es habitual ver un flyer en el que al lado del nombre aparezca la palabra “residente”, de hecho lo normal es no mencionarlo.
Sin duda la nueva situación sanitaria a la que nos enfrentamos reducirá el número de desplazamientos internacionales, y muy probablemente aumentará el precio de vuelos y traslados en general. La consecuencia lógica de esto será que muy probablemente los Djs locales tendrán mayor número de oportunidades, y quizás que algunos clubs tomen en consideración fijar su mirada de nuevo en la figura del Dj Residente.
Esto es también un deseo de casi todos los artistas de la ciudad. No tanto por regularizar la posibilidad de recibir ingresos fijos por un trabajo y una pasión, que a veces no es grata en el aspecto económico, si no también por la posibilidad de tejer una red de contactos entre ellos y una escena coherente en la que cada club programa con una linea determinada y el público sabe que esperar.
La coherencia y el DJ residente.
La coherencia en la programación de un club es complicada cuando cada noche hay un promotor diferente, con diferentes estilos musicales y el público no sabe muy bien qué esperar. Y sobre todo cuando las apuestas por parte de los propietarios de los clubs son cortoplacistas, y no permiten un trabajo artístico a largo plazo. Es decir, no dejan que se desarrolle una personalidad.
Madrid y el DJ residente…
En ese sentido en Madrid muchas salas funcionan casi más como un espacio multiusos del que cualquiera puede disponer si negocia la fecha con suficiente antelación, y sólo algunas realizan apuestas continuadas por sus fiestas con Residentes. Un ejemplo claro de buen hacer sería Ballesta Club con sus Jueves marcados ya desde hace años por la residencia de Lebollet. Además el Café Berlín con residentes en diferentes sesiones tan interesantes como: Gela, Madame Excuse, Rock Sterling, Gaspar Antuña, Los Cuñaos del Funk. O incluso un local tan pequeño como Phoenix Bar & Co que apuesta por un elenco de residentes potente: Mike Sacchetti, Chas, Rey Morales, Modesto… y que abre su cabina constantemente a nuevos talentos.
Diferencia logística.
Otra diferencia significativa con tiempos pasados que favorece a la figura del DJ Residente es la gran variedad y cantidad de música que hoy en día se puede llevar en dispositivos digitales. En la época del vinilo el número de discos que podías cargar a la cabina dependía de la capacidad de arrastre de cada Dj y de la capacidad económica para poder comprarlos. Hoy en día esto ha cambiado, y un mismo artista puede llevar más de mil canciones en un Pendrive, pudiendo hacer sets muy diferentes cada noche que actúa.
Sin duda si un club o promotor sabe escoger y tener paciencia para que una sesión se forme una personalidad y cree su propio público, la figura del residente tendrá mucho que decir en esto.
Los tiempos que vienen serán difíciles para clubs y salas de todo tipo, así que si queremos que algo cambie tratemos de empezar por el corazón de la fiesta: La cabina de Dj.
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Autor: Xácome Froufe Vigara
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