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Prohibido bailar: La reapertura de los clubs y discotecas parece una serie de Netflix.

Giros de guión, filtraciones, tramas paralelas, suspense… La reapertura de clubs y discotecas en la era postcovid parece una serie de ficción mas que una realidad ordenada.

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Una de nuestras últimas verbenas en Republik Club

En un país donde el sector de la noche es tan importante sería lógico que la incertidumbre para sus actores se minimizara, pero las autoridades parecen más interesadas en que consumamos la solución por capítulos y sus protagonistas caminen por la cuerda floja en todos y cada uno de ellos.

Hosteleros, proveedores, djs, músicos, seguratas, público… que no salen de su asombro ante las últimas noticias que impiden que los templos del baile tengan lo indispensable: una pista de baile.

Todos podemos entender que en estos momentos de pandemia, las aglomeraciones, el sudor, los besos furtivos y la euforia pueden ser un foco de rebrote para esta enfermedad e histeria colectiva que vivimos. Pero el trato que se le está dando al sector del ocio nocturno, y a algunos otros como el de la cultura en general se parece más al guión de una serie de Netflix que a una realidad ordenada.

Sin pista de baile no hay club, esa es la realidad. El gobierno debería asumir esto, y promover alguna linea de ayudas específica para el sector en vez de una apertura al cambalache. Ya que fueron de los primeros en notar las consecuencias de la bajada de público desde algunos días antes incluso de la declaración del estado de alarma, y serán los últimos en poder volver a realizar su actividad con normalidad.

Los giros de guión que durante las últimas semanas ha dado esta historia nos han llevado desde filtraciones en las que se aseguraba de que los clubs podrían abrir con un 40% de su aforo, y con unas condiciones de control y circulación de público excepcionales, a que en la fase 3 lo puedan hacer sin pista de baile.

Entre tanto suspense aflora una cantidad indeterminada de fiestas privadas, encuentros ilegales y encerronas varias donde el público asistente disfruta lo que puede sin ningún tipo de control externo y en muchas ocasiones sin autocontrol, que pueden causar los mismos o mayores estragos pandémicos que la reapertura de clubs bajo unas determinadas medidas de seguridad.

Intentar parar lo subterráneo es como contener un océano, imposible. Comandos que ya se están organizando para llevar a cabo sus propios eventos, fiestas, raves en los que salvo intervención policial el despiporre está garantizado. Incluso parece más fácil que abran antes ciertos clubs y espacios i/alegales que los que pagan religiosamente sus impuestos.

No sería más sencillo controlar la pandemia y hacer un seguimiento de contagios si por ejemplo se obligara a los clubs a cumplir con ciertas medidas de seguridad y a vender sólo entradas anticipadas de tal modo que se mantenga una base de datos de todas las personas que han pasado por el mismo, y en caso de contagio en alguno de ellos se pueda avisar a todos los usuarios de un fin de semana. 

La verdad es que también suena complicado, y quizás no quede otro remedio que seguir esta ficción como espectadores, esperando que en el último capítulo todo se solucione.

Mientras tanto no nos queda otra que pedirle al gobierno algo más de comprensión y apoyo al sector mediante medidas económicas concretas para el mismo. Porque si bien la situación es complicada en todo el país, Madrid lo va a pasar especialmente mál. Los clubs llevan 3 meses cerrados y cuando puedan abrir en verano será la temporada baja en la capital, van a estar 6 meses en el dique seco. Para aguantar esto hay que tener mucho músculo, y no olvidemos que si algo está consiguiendo este confinamiento es una gran bajada de masa muscular para todos y la subida de suscripciones a Netflix.

2 thoughts on “Prohibido bailar: La reapertura de los clubs y discotecas parece una serie de Netflix.

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